¿Por qué ir al psicólogo?
La mayoría de las personas conviven a lo largo de la vida con sus pequeñas incoherencias, miedos, con la ansiedad que aparece en momentos de crisis, con cierto estrés... pero en general son capaces de ir solventando con sus recursos aquellas dificultades que la vida le presenta a todas las personas.
Pero en ocasiones, estos miedos, la ansiedad y el estrés se instalan en nuestra vida haciéndonos más difícil el día a día. Aquello que en otras ocasiones éramos capaces de solucionar o incluso evitar, se convierte en situaciones duras de manejar, que nos incomodan o que nos provocan un nivel de ansiedad difícil de soportar.
Es cuando sentimos que todo lo que hemos intentado, ya no nos funciona, cuando es necesario pedir ayuda. A veces, simplemente nos vemos una y otra vez alojados en situaciones recurrentes de las que hemos intentado salir pero siempre volvemos al mismo sitio. Otras veces las circunstancias dan un vuelco y nuestra vida se convierte en una sucesión de acontecimientos nuevos, que nos generan mucha incertidumbre y miedo. Cada circunstancia es única y el modo cómo la enfrentamos también.
Iniciar un proceso terapéutico supone sentirse escuchado y también escucharse a si mismo. Si estás dispuesto a hacerlo, quizá es el momento de pedir ayuda.