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¿Qué es el estrés?


El estrés es parte de la vida. La respuesta de estrés, es el intento de nuestro cuerpo de manejarse frente a una amenaza. Es la manera que tiene el cuerpo de enfrentarse a un desafío. Es adaptativo y nos ha permitido, a lo largo de nuestra historia, superar los retos que nos ha ido poniendo la evolución. Sin estrés no podríamos sobrevivir, porque no tendríamos consciencia de los peligros que amenazan nuestra integridad (física, mental, emocional...).


¿Pero, si estamos diciendo que el estrés es adaptativo y que es parte de la vida, por qué nos genera tanto malestar?


Para la mayoría de los animales, el estrés supone una crisis pasajera, que acaba una vez que ha desaparecido el agente estresor o la amenaza. Por ejemplo, para la gacela el estrés desaparece cuando ha conseguido huir del león... Pero para los humanos no es tan fácil, nosotros hemos inventado un concepto que va más allá..., es el estrés psicológico. ¿Y esto qué significa?


Quiere decir, que somos capaces de sentarnos a pensar sobre lo que todavía no ha ocurrido, y estresarnos... o sobre lo que ya ocurrió y volvernos a estresar. Es decir, para nosotros el estrés puede durar "ad infinitum", ya que no es necesario que el león nos esté persiguiendo, para sentir estrés.


¿Cuáles son nuestros leones hoy en día?


Después de muchas décadas de discrepancias sobre los elementos del estrés, los investigadores actuales han fijado cuatro características que definen a una situación como estresante (Lupien, 2009). Son cuatro características comunes a todas las situaciones que nos generan estrés. Aunque no es necesario que estén todas presentes, cuantas más se cumplan, más estrés generará ese acontecimiento. Estas características son:

  • La Novedad qué la situación que se nos presente sea nueva para nosotros, que no la hayamos vivido antes. Por ejemplo, seguro que casi todos los que estáis aquí la habéis vivido... el examen de conducir por primera vez.

  • Impredecibilidad cuando el sujeto desconoce cómo va a acabar, no se puede prever, y el cerebro intenta prepararse para lo peor. Por ejemplo, los terremotos en Japón.

  • Sensación de Control. La sensación de no controlar en absoluto la situación. La falta de control es un estresor muy negativo que vuelve las situaciones aún más estresantes. Por ejemplo, una operación quirúrgica.

  • Que represente una Amenaza para nuestra personalidad, no tiene que ser una amenaza real pero el cerebro puede valorarlo así. Por ejemplo, cuando creemos que cuestionan nuestra capacidad para hacer algo, como una evaluación de desempeño con la no estamos conformes.

El cuerpo humano está preparado para responder a amenazas físicas graves, es decir, otra vez el león, pero no tanto para responder a amenazas prolongadas en el tiempo, inestabilidad laboral, un proceso de divorcio, un problema grave de salud... Por lo tanto, parece que nuestro cerebro no ha evolucionado en los últimos 20.000 años y reacciona de igual manera, si mañana tenemos que hablar ante 50 personas que si nos estuviera persiguiendo un león.


¿Y qué es lo que ocurre en nuestro cerebro?


Si un león va a comerte, lo primero que hará tu cabeza será valorar dos opciones: "O huyo o lucho ", tu respuesta dependerá de cómo valores tus posibilidades. Pero independientemente de la decisión tomada, el cerebro ha detectado la amenaza y empezará a mandar señales al cuerpo, en forma de hormonas, para que reaccione y se prepare para movilizar toda la energía almacenada. Ahora podrá luchar con todas sus fuerzas o correr como una gacela.


Para poder llevar más oxigeno y nutrientes a los músculos, (más que nada por si tienes que salir corriendo...) aumenta la presión sanguínea, se incrementa el ritmo cardíaco y el respiratorio... y además se ralentizan otros procesos que en este momento no son tan necesarios, como la digestión, el crecimiento, la actividad reproductora, el impulso sexual o el sistema inmunológico, la percepción de dolor también se embotará y mejorarán algunas funciones cognitivas y sensoriales, así como ciertos aspectos de la memoria, para que podamos responder mejor al hecho que nos inquieta.


¿Te suena del algo que el corazón se acelere, los músculos se tensen, la respiración vaya más deprisa o incluso, que tengamos el estómago revuelto? (Ahora no vamos a hablar de fertilidad pero seguro que también habéis oído hablar de su relación con el estrés). Así es como nos sentimos cuando estamos estresados o algo nos preocupa. Nuestro torrente sanguíneo se ha convertido en portador de gran cantidad de hormonas que están ayudando al cuerpo a coger energía para responder frente a esa amenaza. Bueno, parece que podemos estar tranquilos... porque nuestro cuerpo sabe lo que tiene que hacer cuando un león nos quiere comer.



¿Pero cuál es el problema de todo esto?


Para los animales es simple, una vez que la amenaza ha desaparecido, el estrés desaparece. Pero los humanos nos complicamos un poco más la existencia, y el problema es que no somos capaces de parar estas reacciones, y nuestro torrente sanguíneo continuará lleno de hormonas también cuando te imagines plantado delante de 50 personas hablando y continuará en tu organismo, generando cambios dentro de ti. Esto es lo que llamamos el estrés psicológico. Lo verdaderamente preocupante de todo esto, es que la respuesta fisiológica no termina, y no permite que nuestro cuerpo se recupere, sino que permanece activada y los efectos por la continuidad de estas sustancias dentro de nuestro organismo son casi peores que lo que hizo que se vertieran.







Bienvenidos al blog de Salud y Bienestar de Carolina Muñoz. Aquí vais encontrar contenidos de Psicología para poder aplicar a vuestra vida. Un espacio para la búsqueda del bienestar y el equilibrio.

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